Aporta soluciones que se adaptan a la realidad de cada familia,
siendo procesos menos traumático psicológica y emocionalmente.
Conserva las relaciones entre las partes y mantiene vías de diálogo.
Trabaja en un clima de colaboración y respeto que disminuye la
tensión.
Los acuerdos a los que se llegan a través de la Mediación Familiar
son duraderos, evitando procedimientos judiciales.
Es un proceso mucho más corto, económico y flexible que un
procedimiento contencioso en los juzgados.
En una mediación con éxito nadie pierde y por lo tanto no se generan
resentimientos hacia la otra parte.
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